
¿Para qué ibas a querer tú una foto?
Ya te ves cada día en el espejo, seguro que en tu móvil tienes algunos selfies y algunas fotos que te ha hecho alguien de vacaciones, en una fiesta o en una comida familiar…
Te doy la razón.
Tú no necesitas la foto, quien la necesita es tu cliente y aún más el potencial cliente que todavía no lo es.
¿Sabías que en una web la página que siempre se lee es la de “quiénes somos/ soy”? ¿Y sabías también que justo esa es una de las páginas a la que menos cariño y atención le prestamos a la hora de preparar nuestra web?
Pues eso es toda una contradicción…
Antes de darle nuestro dinero a nadie por su producto o por su servicio, una vez que hemos visto que nos puede encajar desde la web, necesitamos ver a quién se lo vamos a dar, queremos conocer a la persona detrás del producto o servicio.
Un retrato “corporativo” (se llaman así aunque la “corporación” seas sólo tú) tiene que ser pura comunicación alineada con todo lo que va con tu empresa, tu producto y tu servicio:
- Tu voz: la forma en que te diriges a tus clientes desde tu web y desde tus redes sociales.
- Tus colores corporativos: seguro que dedicaste tiempo a elegirlos y que lo escogidos lo son por algún motivo, porque el color también comunica.
- Tu local (si es que lo tienes). No tenerlo también explica cosas sobre ti y tu trabajo…
- Tu forma de pensar y entender el mundo y a tus clientes (la incoherencia se percibe rápidamente…)
Si vamos un poco más allá, seguro que te habrás encontrado más de una vez argumentando ante un cliente tu profesionalidad y la razón de tus precios o presupuestos: hay años de experiencia y estudio, hay trabajo día a día para sacar ese producto o servicio adelante, hay resultados…
Por eso, si quieres reforzar tu mensaje de profesionalidad y atraer a tu tipo de cliente favorito las imágenes con que comunicas tu profesionalidad día a día no deberían salir de tu móvil, con una iluminación mal cuidada o un fondo que distrae.
Puede que me digas que lo que quieres transmitir es naturalidad y a mí me viene a la memoria lo que cuentan los maquilladores: nada más complicado que el maquillaje “efecto cara lavada”.
Porque “natural” no quiere decir “descuidado” (y me refiero a la foto)
En tu empresa tiene que haber dos reyes: tu producto (o servicio) y tú, y se lo tienes que contar al mundo con imágenes porque eso es lo primero que le llega a las personas antes de llegar al texto.
La primera vez que un cliente que no te conoce te va a mirar a los ojos es en tu web o en tus redes.
Por esa misma razón, una foto de stock, sacada de internet, no le va a decir absolutamente nada. Puede, incluso, que le provoque desconfianza. Y “esconderte” aún menos (te confieso que los fotógrafos somos muy de “escondernos” detrás de la cámara en nuestros autorretratos pero… aunque parece que cada vez lo hacemos menos).
Así pues, para asegurar que tus fotos van a comunicar lo que tú quieres comunicar, hay que tomar decisiones:
- Dónde se hacen las fotos: ¿en exterior? ¿en qué exterior: urbano, rural, en un parque…? ¿en interior? ¿en qué interior: tu oficina, tu taller, un estudio, una cafetería, el gimnasio…?)
- La ropa para la sesión de fotos: colores, prendas, complementos, estilo…
- Tipo de fotografía: blanco y negro o en color, si posas de manera formal o informal, si es mejor mostrarte trabajando o en tu tiempo de ocio o de forma estática…
Y todo acorde contigo, tu personalidad y tu empresa.
Quien mejor te puede ayudar con todas esas decisiones es tu fotógrafo “de cabecera” porque es quien domina el lenguaje visual.
Y ahora que ya te he contado para quién es tu foto y todo lo que tienes que contar con ella, cuéntame : ¿cómo son las fotos con las que te presentas al mundo?





