Gabardina, bicicleta y reloj

O la importancia de una foto. La que se le daba antes: la foto que te demostraba a ti y a los tuyos que lo habías conseguido.

Estas historias las conozco de boca de mi padre, que contaba que hubo un tiempo en que los hombres llegaban al estudio de un fotógrafo y pedían un retrato con la gabardina nueva recién comprada, la bicicleta (más o menos nueva, según la fortuna) y el reloj de pulsera, que se viera bien en la foto. Rondaban los años 40 y 50 y siempre eran hombres solos.

Eran hombres que habían dejado atrás familia y la miseria conocida para buscarse un futuro en las ciudades.

Los símbolos de haber conseguido algo y poder tranquilizar a las familias eran esa gabardina, esa bicicleta como medio de locomoción propio y el reloj de pulsera. Y había que inmortalizarlo, dejar testimonio para siempre.

Esa foto se enviaba a las familias y esas familias respiraban aliviadas sabiendo que el hijo o el marido estaba saliendo adelante, que la ciudad no había podido con él y que podrían reunirse de nuevo a no mucho tardar.

Esa imagen era importante: era el símbolo de estar cambiando la miseria por una posibilidad de vida. Esa foto había que tenerla y había que enviarla.

Tus fotos son tu memoria hecha objeto y son parte de la memoria de quienes aún no están.

Muchas de esas fotos siguen existiendo después de 70 años y lo mejor es que se pueden arreglar aunque estén tan deterioradas como la que acompaña a este post .

Las fotos son nuestra memoria, la propia y la que dejaremos a los que vengan detrás de nosotros.

No me cansaré de decirlo: hazte una buena foto de vez en cuando e imprímela, para que vaya dejando testimonio de quién eres porque esa foto tuya también es parte de la historia de los que vendrán.

Cosas de Comuniones de antes

Las Primeras Comuniones han ido cambiado igual que lo hemos hecho nosotros.

Con este post no quiero entrar en quién y cómo la celebraba según la época y su capacidad económica (recordemos que hubo un tiempo en que era obligatoria y que, para la mayoría, era un trámite que pasaba en un día de escuela: los maestros llevaban a los niños en grupo desde el colegio hasta la iglesia).

Si había suerte, la parroquia invitaba a un bocadillo

y les entregaba una crucecita de madera. Sin más celebración ni presencia familiar ni nada que hiciera intuir que era un día especial.

Este post es para recordar que para quienes la celebran hoy en día sí es una ocasión especial

y que supone el momento en que se empieza a dejar atrás la primera infancia.

En lenguaje de hoy, sería el momento de empezar a avanzar hacia lo que se ha llamado “preadolescencia”.

O sea, que las fotos de ese día serán el testimonio de ese “dejar atrás” la primera niñez y dejar un recuerdo del momento en que empiezan a ser mayores. Y eso bien engalanados, vestidos y peinados. Momento ideal para una foto. Su última foto de niño y su primera foto de “mayor”.

Las celebraciones y los regalos han evolucionado también con el paso del tiempo y hoy me acordaba de dos tradiciones que iban ligadas a la Primera Comunión hace 40-60 años y a ese dejar atrás la niñez.

La primera tradición era para los niños. Por extraño que nos parezca, los niños vestían pantalón corto en invierno y verano (hasta bien entrados los 70).

El momento en que podían pasar al pantalón largo de diario (para alegría suya en los meses de invierno) era tras la Primera Comunión.

Y la segunda era tanto para niños como para niñas: no se llevaba reloj de pulsera hasta el día de la Primera Comunión.

De hecho, era uno de los regalos estrella ese día: ¡el reloj de pulsera!

También recuerdo una tercera, que sigue vigente pero que sólo te afecta si visitas Zaragoza: sólo pueden subir a besar a la Virgen del Pilar, acompañados de un Infantico (“escolanet”) del Pilar, los niños y niñas que aún no han hecho la Primera Comunión.

Ya ves, el rito católico de iniciación del camino hacia la vida adulta…

¿Conoces alguna otra tradición que estuviera o esté todavía ligada a la Primera Comunión?

Tú eres la diferencia

Eres una pequeña empresita, un autónomo (como yo, vaya).  Ofreces un producto hecho con tus propias manos, o tu creatividad o tus servicios a otras personas o empresas, ¿verdad?

Seguro que ya te has dado cuenta de que no eres el único que ofrece ese servicio o producto… pero hay algo que te diferencia de los demás. Puede que sean varias cosas pero sobre todo hay una cosa que te hace único.

¡Tú! Tu marca eres tú.

Tu marca no es solo tu logo, la tipografía que has elegido, el lugar en el que ofreces tu servicio o la forma en que ofreces tu producto. Tu marca también es tu forma de hablar, de relacionarte, de ayudar y… tu propia imagen: el cuerpo que acompaña a tu cerebro.

La principal y radical diferencia de tu marca con la de tu competencia eres tú.

Potencia tu diferencia porque, si no, a tu posible cliente le va a dar igual elegirte a ti o a otro que ofrezca algo parecido a lo que tú haces.

Ya sé que a medida que me lees irás pensando que qué voy a decir yo, que lo que quiero es hacer fotos. Pero, créeme, te entiendo y con los años he aprendido. Yo también me escondía…

Todos queremos saber quién está detrás del nombre, del producto o del servicio así que esconderse no parece una opción.

Las personas estamos diseñadas genéticamente para buscar los ojos de los demás.

Es en los ojos donde nos reconocemos entre nosotros como personas. Por eso los bebés tienen los ojos tan grandes proporcionalmente: para asegurarse de que otro humano los va a ver y los va a cuidar. Pura supervivencia de especie.

Ese diseño genético hace que también miremos hacia donde mira nuestro interlocutor (aunque sea una foto): aprovéchalo para dirigir al espectador a tu mensaje.

  • Si la foto nos mira, miraremos a la persona (primero a los ojos).
  • Si la foto mira hacia un lado, miraremos hacia ese lado: apróvechalo para poner en esa zona tu mensaje.

Unas fotos hechas con intención, bien trabajadas en edición, pueden dar mucho juego a la hora de presentar tu trabajo (de conseguir clientes, que lo tuyo es una empresa, no un hobby, ¿verdad?).

¿Puedo aclararte dudas? Me encuentras en las redes o por correo electrónico sin dificultad. No te quedes con las ganas de saber qué podrían hacer las fotos por ti (o qué están haciendo las que tienes ahora).

Por cierto y ahora que lo pienso… Uno de estos días tengo que pedir que me hagan fotos nuevas (1cm de melena me separa de esas fotos).

Calabaza de Halloween (fake) para los más peques

Vaya por delante que yo soy de panellets y castañas asadas . Halloween me viene lejano aunque lo cierto es que todos los peques estudian inglés y además del idioma también se enseñan las tradiciones: una lengua no se entiende sin su cultura (¿o era a la inversa?).

Yo soy de la generación que estudió francés en el colegio. Creo que una actividad obligatoria de todos los que hemos estudiado francés en algún momento era hacer crêpes… (a los golosos ya nos viene bien saber ese tipo de cosas).

Yo soy de la generación que estudió francés en el colegio. Creo que una actividad obligatoria de todos los que hemos estudiado francés en algún momento era hacer crêpes… (a los golosos ya nos viene bien saber ese tipo de cosas).

A lo que iba. Junto con el inglés se enseñan sus tradiciones, entre ellas Halloween.

¡Sólo quien ha vaciado una calabaza alguna vez sabe el esfuerzo que supone! Es una actividad que le toca a la mayoría de padres. Y los más peques se encuentran con una actividad en la que poco pueden hacer…

Te traigo una forma de decorar Halloween y que lo puedan hacer ellos mismos, a partir de los 3 años más o menos (dependerá de la habilidad manual que ya hayan desarrollado y les será más fácil si ya han usado punzones en el cole).

Por supuesto que tú estás ahí para ayudar…

Yo he usado una mandarina pero la naranja es otra opción (no tan de miniatura…)

¿Truco o trato?